El miedo a hacer el ridículo ante un público se halla en todo ser mínimamente racional; aunque a veces se puede convertir en una fobia terrible -de las mariposas en el estómago a los sudores fríos-, según la Programación Neurolingüística existen técnicas, como la del anclaje.
Antes de examinarla, cabría añadir por qué surgen esas mariposas en el estómago:
- Temor a quedarse en blanco ante un público que pensará que no hemos estudiado el tema lo suficiente. Las miríadas de ojos que nos estarán examinando nos creará tensión; y esto puede derivar en dicción confusa, balbuceos, etc.
- Terror a cometer alguna falta agramatical o palabra de dudosa aceptación en la norma culta.
- Fobia a moverse de forma inadecuada o hacer algún gesto inapropiado.
- Traer a la mente un recuerdo en el que estuviésemos seguros de nosotros mismos. Debemos recordarlo con todo detalle, escrutándolo hasta tal punto que quedemos sumergidos en la situación.
- Crear el anclaje o activar el disparador. Consiste en pensar en un gesto que pueda pasar desapercibido por la gente -bien por su trivialidad, como mostrar las palmas de las manos, o por su subrepción, como cerrar un puño-.
- Llevar a cabo el gesto escogido de forma que lo realicemos cuando evocamos aquella situación en que nos sentíamos reconfortados.
- Realícese el gesto ante una situación que nos atemorice y comprobar en qué grado es capaz de calmarnos y de brindarnos la seguridad suficiente para exponer correctamente nuestro tema.
Fuente: Técnica del anclaje